LEYENDAS CANARIAS

Las Islas Canarias se hallan en el Océano Atlántico, en la Antuigüedad conocido como el Océano Tenebroso.

Y es que cuenta la leyenda, que muy pocos marinos se arriesgaban a adentrarse en sus aguas, ya que estaba lleno de monstruos de todo tipo que destruían las naves que por él se aventuraban, y devoraban a sus tripulantes.

En cualquier momento se podían encontrar gigantescos remolinos, tempestades provocadas por airados dioses o... ¡el fin del mundo!

Platón escribió que había un gran continente llamado Atlántida entre América y África, en el que habitaba un pueblo tremendamente rico y poderoso: los Atlantes.

Confiados de su superioridad, planearon la invasión de todas las tierras emergidas del planeta. Cegados por su poder, se dedicaron a vivir con gran lujo, cometiendo barbaridades con los pueblos conquistados. Ante tal ambición, los dioses les castigaron hundiendo su continente, en el plazo de un día y una noche, entre grandes terremotos y tempestades. Sólo quedaron fuera de las aguas del Océano Atlántico los picos de las montañas más altas, formando las islas de Madeira, Cabo Verde, Azores y Canarias... pero se dice que sus palacios y templos todavía se encuentran en el fondo del océano...

Cuenta la leyenda que Brendan, un monje irlandés, ordenado sacerdote en el año 512 d.C. partió junto con 14 monjes en una frágil embarcación que se internó en el Atlántico. Tras muchas jornadas de penoso viaje, llegaron a una isla en la que desembarcaron; de pronto... ¡la isla comenzó a moverse! Se encontraban sobre una gigantesca criatura marina y no sobre tierra firme como habían imaginado. Brendan, no sin gran esfuerzo, conseguiría regresar a Irlanda; pero... ¿qué pasaría con aquella extraña criatura? Aún hoy se dice que desde La Palma, El Hierro y La Gomera a veces se divisa una octava isla, conocida con el nombre de San Borondón (en honor al monje irlandés), y que cuando los navegantes intentan aproximarse a ella, la bruma la envuelve y desaparece completamente.

Gara y Jonay se conocieron durante unas fiestas en La Gomera. Se vieron y se enamoraron perdidamente. Muy pronto iniciaron los preparativos de la boda, pero cuenta la leyenda, que justo en ese momento... el Teide empezó a echar humo y lava. El padre de Jonay se asustó por estos malos presagios y suspendió la boda. Desesperado, Jonay cruzó nadando el estrecho que separaba su isla de la de su amada y huyeron juntos hasta la zona más alta de La Gomera, desde donde se veía el Teide. Para que no los separasen de nuevo, los amantes se quitaron la vida atravesándose el pecho con una vara de cedro. Gara, princesa del agua, y Jonay, príncipe del fuego, dan hoy nombre a la cumbre más alta de La Gomera y al Parque Nacional del Garajonay.

Los Tibicenas... perros oscuros y siniestros que aparecieron hace ya mucho tiempo en las islas sin que nadie haya podido averiguar, hasta el momento, su procedencia. Pronto buscaron el abrigo de los barrancos y las sombras de lo profundo. Allí fijaron su morada y de allí huyeron los demás animales, asustados, presas del pánico. Nunca se les ve de día; son manchas negras que se confunden con la trama oscura de la noche, llenando el aire con sus aullidos ensordecedores. Quienes fueron a su encuentro volvieron como vuelven quienes estuvieron en el infierno: enmudecidos para siempre.






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