Querido Navegante,

Te escribo esta carta para explicarte lo que pienso de la Travesía Atlántica que vas a llevar a cabo.

Hace poco más de una semana, oí hablar por primera vez de este proyecto. Fue la primera vez que oía hablar de una travesía al Atlántico en un "pequeño barquito" llamado Numancia. Ni siquiera sabía que, en realidad, me hablaban de una moto acuática!

En un primer momento, me pareció algo curioso y, sobretodo, muy arriesgado. Pero, enseguida, me di cuenta de que era algo muy bonito, algo que salía del corazón de la persona que lo iba a realizar.

Esta carta no es más que una sincera felicitación al Navegante. Es precioso que las personas realicen sus sueños. En alta mar, no existirá nada más que el Navegante consigo mismo. Sus creencias, sus sentimientos, sus temores, sus ilusiones. El Navegante, su barquito y el océano en una perfecta armonía.

El mar es algo que siempre me ha atraído de una forma muy especial. Viviendo desde pequeña en la costa y estando muy acostumbrada a su presencia, sigue sorprendiéndome. A veces, cuando me acerco a la playa y observo su grandeza, me invade una sensación de amor y respeto hacia él difícil de explicar. Me conmueve, me emociona... En esos momentos pienso lo muy afortunada que soy de poder sentir esas cosas. Es fantástico.

Por eso,envidio de una forma muy sana al Navegante que se va a encontrar frente a frente con el mar. Aunque también sé que este proyecto no va a ser nada fácil y que habrán momentos difíciles y muy duros. En esos momentos únicamente valdrán su fuerza y su corazón. Y estoy segura de que, mi querido navegante, tiene fuerza y corazón suficientes para hacer todo lo que se proponga en la vida.

Alvaro, cuando te hagas a la mar, piensa en todas las personas que te apoyamos, que creemos en ti y que te queremos.

Un fuerte abrazo,