Hoy un joven navarro termina los preparativos de un gran proyecto. Este deportista, aventurero y hombre de la mar, culmina el sueño que es fruto de un extraordinario tesón, un viaje en solitario en moto acuática, partiendo de Italia con destino Miami, 10.000 kilómetros de recorrido, 16 horas diarias al mando de su diminuta embarcación, 50 días de soledad entre la mar y el cielo.

Si mérito sobrado tiene esta iniciativa, no es menor el intensisimo esfuerzo y la perseverancia de este joven, en la larga búsqueda de ayudas que le permitieran realizar esta hazaña. Incansable lucha a golpe de nudillos puerta tras puerta en busca de la confianza de quienes pudieran patrocinar la expedición.

De poco ha servido que este navarro haya batido 6 récords mundiales de navegación, que su lucha solidaria persiga el recaudar fondos para alimentar obras sociales de extrema necesidad, que su apoyo incesante a la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción, sean parte fundamental en su esfuerzo diario. Las páginas de la memoria de muchos, anteponen la frivolidad a la dignidad, el chascarrillo callejero a la sencilla realidad, los apellidos al talento y la valía personal, en definitiva el mito lejano de papel couche frente al hombre con mayúsculas.

Con este desinteresado y valiente proyecto de un joven deportista español prevalece el ejemplo de aquellos que hacen de la constancia, el empeño y la entrega, la culminación de sus objetivos solidarios. Hoy he visto nacer un nuevo sueño en un joven que conoce bien el significado del riesgo y el esfuerzo, la dignidad y la perseverancia, un hombre que nos hace sentirnos a todos un poco compañeros en sus largas jornadas de soledad, un hombre frente a un objetivo mas en su vida que es el triunfo de la colaboración y el compañerismo frente al protagonismo personal.

Quiero desde estas páginas ofrecer mi apoyo a ese navarro de piel curtida por la mar, a ese solitario caballero de las olas que ha fijado un rumbo y un objetivo que es un poco de todos. Alvaro de Marichalar, mi más cordial enhorabuena, en ese viaje desde la distancia estaré contigo, que los vientos te acompañen.

Alfonso de Vega