Domingo, 31.03.02

Zarpo del Puerto de Santa María rumbo a Cádiz. Cruzo la bahía buscando la tacita de plata donde su Alcaldesa nos quiere entregar la bandera de la Ciudad. El encuentro es muy cordial y la amabilidad de esta luchadora política nos cautiva cuando nos explica el significado del escudo de esta urbe milenaria. Las columnas representando ambos márgenes del Estrecho nos trasladan muchas historias de navegantes, que surcaron los mismos mares en los que estoy llevando a cabo mi sueño. Con la catedral al fondo y sujetando las banderas de Cádiz y Navarra juntas, la Alcaldesa, mi tripulación de apoyo y yo sonreímos para una foto que nos permita recordar siempre este momento de alegría, unión y fé en nuestras ideas. Pongo rumbo a Sevilla donde tras remontar el Guadalquivir llego a la esclusa que abre la puerta de la Ciudad de la alegría, el optimismo, las soluciones, el sol, las miradas escondidas entre naranjos.. La Sevilla que me vió zarpar en 1993 en solitario rumbo a Génova. La misma esclusa por la que pasé en 1994 procedente de San Sebastián rumbo a Cadaqués. El mismo sitio donde en 1998 pinté el nombre de mi entonces tan amada Inés, cuando desde las Islas Canarias navegaba soñando arribar a su Bilbao.. Esa esclusa significa mucho en mi vida. Ahí he podido sentir el sosiego de la arribada y la emoción de la partida.. La Sevilla llena de luz nos recibe con las orillas del Guadalquivir vestidas de primavera. Frente a la Torre del Oro amarro mi "NUMANCIA" Una representación de la Legión me recibe. Mi abuelo Luis, siendo Ministro de la Guerra del Rey Don Alfonso XIII, promovió su creación y el Presidente de la Hermandad de la Legión ha querido nombrarme caballero legionario honorífico por ello y por llevar lejos el nombre de España. Este peculiar acto me emociona. Son las seis de la tarde y frente a nuestro punto de atraque va a comenzar la corrida de toros del Domingo de Resurección en la Real Maestranza. Me proponen asistir y aunque no soy demasiado aficionado voy. A la salida, oigo un grito que me resulta familiar: ¡Aupa Navarra! Es un numeroso grupo de navarros que vienen de San Adrián. Alegres y llenos de la fuerza navarra me dicen que siga adelante y me felicitan por haber llegado a Sevilla desde Roma y por intentar llevar lejos el buen nombre de nuestra tierra. Me animan a conseguirlo. Han leido lo que os escribo a través del Diario de Navarra. Noto la franqueza de la buena gente nuestra. Esa franqueza que sentimos los navarros. Me emociono tanto que les propongo hacernos una foto en lugar de atraque de mi embarcación donde ondea la bandera de Navarra frente a la torre del oro. Me recuerdan la casa de mis antepasados en San Adrián y me regalan un escudo de Navarra. Yo les regalo una gorra de nuestra expedición atlántica (donde está bordado el escudo de Navarra) para la peña taurina de San Adrián. Nos despedimos y me voy a dormir pensando que pasado mañana dejaré España peninsular. Zarparé de Europa continental rumbo al Reino de Marruecos. El Océano Atlántico me espera.